Si alguna vez has experimentado calambres nocturnos sabrás que son contracciones involuntarias y bastante dolorosas de los músculos, sobre todo los de las piernas, que ocurren mientras se está en reposo. Por norma general son inofensivos pero pueden llegar a interrumpir el sueño y conviene saber cómo despedirse de ellos.
¿Qué provoca calambres nocturnos?
Algunas de las causas que pueden justificar su aparición son:
- La deshidratación: esta puede causar desequilibrios en los electrolitos (como potasio, calcio y magnesio), lo que afecta la función muscular.
- La falta de actividad: como consecuencia de permanecer en una misma posición por mucho tiempo o no estirar los músculos adecuadamente.
- La fatiga muscular: por el uso excesivo de los músculos durante el día.
- Los problemas circulatorios: como varices o enfermedades vasculares.
- El desequilibrio de minerales: puede causar espasmos musculares.
- El embarazo: en esta etapa pueden producirse cambios en la circulación y la presión sobre los nervios y vasos sanguíneos.
- Condiciones médicas: como la diabetes o enfermedades hepáticas.
¿Qué hacer para evitar los calambres nocturnos?
Para reducir de forma progresiva la frecuencia de estos calambres nocturnos, lo mejor que puedes hacer es:
- Mantener el cuerpo hidratado: asegúrate de beber suficiente agua durante el día, especialmente si realizas actividad física o te expones a temperaturas cálidas.
- Realiza estiramientos antes de acostarte: por ejemplo, ponte de pie frente a una pared, apoya las manos y estira una pierna hacia atrás mientras mantienes el talón en el suelo.
- Practica ejercicio de forma regular: para mantener los músculos flexibles y mejorar la circulación.
- Aliméntate de forma equilibrada: asegúrate de consumir suficientes minerales importantes para la función muscular, como potasio, magnesio y calcio.
- Evita la fatiga muscular antes de dormir: si has tenido un día muy activo, intenta relajar las piernas antes de acostarte con un baño caliente.
- Consulta a un médico si los calambres son demasiado frecuentes: en este caso, te vendrá bien hacer pruebas para descartar problemas subyacentes como deficiencias de minerales, problemas de circulación o enfermedades neurológicas.
¿Qué colchón elegir para evitar los calambres nocturnos?
La elección de un buen colchón es clave para prevenir o frenar los calambres nocturnos ya que este proporciona el soporte necesario para mantener una postura correcta y mejorar la circulación. Algunos de los factores a tener en cuenta son:
- Seleccionar la firmeza óptima: intenta que el colchón no sea ni demasiado blando ni demasiado firme para asegurar un buen soporte y comodidad. La firmeza media será tu aliada.
- Soporte para columna y piernas: un buen colchón es el que logra distribuir el peso de manera uniforme, reduciendo la presión en los músculos y las articulaciones, y promoviendo una mejor circulación sanguínea.
- El material del colchón: en este caso, puede ser recomendable la espuma viscoelástica, que se adapta a la forma del cuerpo y reduce de esta forma los puntos de presión y garantiza una buena circulación.
- La ventilación del colchón: regular la temperatura corporal es clave para evitar la deshidratación y la aparición de calambres. Los colchones de látex y algunos modelos de viscoelástica con tecnología de enfriamiento permiten una mejor circulación de aire.
- Espuma de alta densidad: los colchones que cuentan con esta característica, están diseñados para adaptarse a diferentes partes del cuerpo. Y esto puede aliviar también la presión en los músculos.
¿Qué puedes hacer si sufres un calambre nocturno?
Para aliviar de forma ágil un calambre nocturno, te recomendamos:
- Estirar el músculo afectado
- Masajear la zona para relajar el músculo
- Aplicar calor para reducir la tensión
- Caminar o mover la pierna para mejorar la circulación